El costoso ataque sudafricano del 14 de febrero de 1988 incomodó mucho a Fidel Castro, quien lo sacó a colación durante el juicio al general Arnaldo Ochoa en julio de 1989 -apenas un año y medio después-. Castro dijo entonces que Ochoa había sido repetidamente advertido sobre la maniobra sudafricana y que no preparó adecuadamente las defensas.
De no haber sido por el ataque suicida de los tanques -que tan bien describió el lector Grupo Acorazado Cubano en un post previo – los sudafricanos podrían haber llegado al puente y habría confinado a las restantes brigadas FAPLA al este del río Cuito, allanando el camino para tomar la estratégica localidad.
Tras el casi desastre del 14 de febrero, Fidel Castro -que, como muchos recordarán, confesó después que ese año 1988 se dedicó a dirigir la guerra en vez de su propio país- despachó a Leopoldo Cintra Frías a Cuito, encargándolo de implementar su estrategia. Esta consistía en dejar solo una brigada al este del río para proteger el puente, donde la situación ahora era crítica*.
Inicialmente, la historia oficial cubana trató de reescribir los sucesos del 14 de febrero, como hemos relatado aquí; pero durante el juicio a Ochoa, tanto Fidel como Raúl Castro sacaron a relucir el costoso contraataque de los tanques. En su discurso final ante el Consejo de Estado, que selló la suerte del general en desgracia, Fidel Castro culpó a Ochoa de la pérdida de cinco tanques y 14 vidas cubanas el 14 de febrero de 1988.
*Les debo un mapa legible de la batalla, pero no he podido encontrarlo hasta ahora.
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