Pase de cuentas

El general de división Arnaldo Ochoa, ejecutado el 13 de julio de 1989

El general de división Arnaldo Ochoa, ejecutado el 13 de julio de 1989

El costoso ataque sudafricano del 14 de febrero de 1988 incomodó mucho a Fidel Castro, quien lo sacó a colación durante el juicio al general Arnaldo Ochoa en julio de 1989 -apenas un año y medio después-. Castro dijo entonces que Ochoa había sido repetidamente advertido sobre la maniobra sudafricana y que no preparó adecuadamente las defensas.

De no haber sido por el ataque suicida de los tanques -que tan bien describió el lector Grupo Acorazado Cubano en un post previo – los sudafricanos podrían haber llegado al puente y habría confinado a las restantes brigadas FAPLA al este del río Cuito, allanando el camino para tomar la estratégica localidad.

Tras el casi desastre del 14 de febrero, Fidel Castro -que, como muchos recordarán, confesó después que ese año 1988 se dedicó a dirigir la guerra en vez de su propio país- despachó a Leopoldo Cintra Frías a Cuito, encargándolo de implementar su estrategia. Esta consistía en dejar solo una brigada al este del río para proteger el puente, donde la situación ahora era crítica*.

Inicialmente, la historia oficial cubana trató de reescribir los sucesos del 14 de febrero, como hemos relatado aquí; pero durante el juicio a Ochoa, tanto Fidel como Raúl Castro sacaron a relucir el costoso contraataque de los tanques. En su discurso final ante el Consejo de Estado, que selló la suerte del general en desgracia, Fidel Castro culpó a Ochoa de la pérdida de cinco tanques y 14 vidas cubanas el 14 de febrero de 1988.

*Les debo un mapa legible de la batalla, pero no he podido encontrarlo hasta ahora.

El segundo ataque a Cuito Cuanavale

El segundo ataque de los sudafricanos en Cuito Cuanavale se vio demorado por un brote de hepatitis, que obligó a evacuar a los jefes militares por vía aérea, indica el Edward George, autor de The Cuban intervention in Angola, 1965-1991.

Esta es la reconstrucción del ataque según el historiador:

Los comandantes de la Brigada 20 estaban bajo gran presión para completar su misión lo antes posible, pero debido a ese imprevisto no pudieron finalizar los planes del asalto hasta el 11 de febrero de 1988. El objetivo principal era la brigada 59, percibida por los sudafricanos como clave para el sistema defensivo de las FAPLA en Chambinga. La UNITA tenía la misión de penetrar entre la brigada 59 y la 21 (objeto del primer ataque, el 13-14 de enero) y golpear ambas posiciones.

El ataque comenzó el 14 de febrero, con fuerte bombardeo simultáneo a ambas brigadas FAPLA. Cada brigada por separado creyó ser el blanco y comenzó a pedir refuerzos, creando confusión en el mando militar angolano, que envió tropas de una posición a la otra.

A las 2 de la tarde un escuadrón de tanques Oliphant penetró las posiciones de la brigada 59. Sólo encontró fuerte resistencia cuando se acercaron al complejo de búnkers que protegía la sede de la Brigada.

Tanque Oliphant

Tanque Oliphant

El apoyo de una fuerza de vehículos blindados Ratel obligó a las FAPLA a abandonar sus posiciones y huir hacia Tumbo. Al menos cuatro T-55 quedaron afectados tras un breve enfrentamiento entre la brigada de tanques angolana y los Oliphant.

El comandante de la Brigada 59 pidió más refuerzos y se le ordenó lanzar un contaataque al Tercer Batallón de Tanques. Siete tanques del Grupo Táctico, bajo el mando del teniente coronel Ciro Gómez Betancourt, encabezaron la fuerza que se dirigió hacia las posiciones angolanas. Uno de los tanques se rompió en el camino.

La señal de las FAPLA fue interceptada por los sudafricanos, que enviaron a una fuerza del 61 Batallón Mech a interceptar los vehículos, desencadenando la primera batalla de tanques de la Guerra de Angola.

Tal como recuerda el lector Grupo Acorazado Cubano en su testimonio, la visibilidad en la maleza era pobre. Los sudafricanos recuerdan haber visto llegar una «turba»de tanques cubanos. El combate fue caótico, y los cubanos impresionaron al enemigo con sus incursiones agresivas y a veces suicidas en busca de blancos en medio del escuadrón sudafricano.

La distancia entre los tanques llegó a ser de sólo 100 yardas (unos 90 metros). Al final del día, el único tanque operacional era el de Gómez Betancourt, que había sido impactado tres veces.

Al atardecer, ambas partesperdieron comunicación entre sus vehículos y los sudafricanos comenzaron a retirarse. Esto permitió que Gómez Betancourt, que había chocado intencionalmente contra un árbol para camuflar su tanque, recuperara a los nueve sobrevivientes cubanos, seis de ellos gravemente heridos.

En el libro «Prepárense a vivir», de Roger Ricardo Luis (citado por Edward), Gómez Betancourt recuerda que uno de los heridos le pidió un cuchillo para cortarse algo que le molestaba: su brazo izquierdo, que le colgaba por un pedazo de piel desde el hombro.

Los sobrevivientes cubanos lograron replegarse a las posiciones de la Brigada 16, eludiendo los campos minados por la FAPLA.

El saldo del segundo ataque a Cuito, según Edward, fue el siguiente:

FAPLA: Más de 500 soldados muertos, 17 tanques y otros vehículos destruidos

Cuba: 32 muertos, 14 de ellos durante el contraataque de tanques.

Sudáfrica: Oficialmente, 4 muertos y 7 heridos. Cuba asegura haber destruido una docena de tanques y haber causado grandes bajas a la UNITA.

Sobre la reacción del gobierno cubano a este ataque y su impacto en el mando militar en Angola, será el próximo post mañana, que este ya se alarga demasiado.

Contraataque de tanques en Cuito Cuanavale

Artilleros cubanos durante Cuito Cuanavale. Foto tomada del blog HavanaLuanda

Artilleros cubanos durante Cuito Cuanavale. Foto tomada del blog HavanaLuanda

Este interesante testimonio de un tanquista rememora uno de los enfrentamientos más encarnizados de Cuito Cuanavale:

El 14 de febrero de 1988 el enemigo atacó las posiciones de la 59 brigada FAPLA. En ese sector había un destacamento de dirección de combate compuesto por cubanos que no era muy grande.  Ese día los sudafricanos atacaron con 100 tanques, blindados y aviación , después de una preparación artillera pesada.

El ataque comenzó alrededor de las 9 am y el combate se inclinó a favor de los sudafricanos. Imagínense, las faplas sin los cubanos eran pollos mojados con poca capacidad combativa y baja calidad de combate; los sudafricanos y aliados los hicieron talco, lograron cruzar los tanques sudafricanos y penetrar en un bosque de matorrales delgados amenazando el flanco de otra brigada fapla que creo era la 25.

Había que retirar de esa zona a la brigada y a otro grupo de cubanos del estado mayor, quienes dirigían el combate, y establecer el perímetro de defensa en la otra orilla del río donde estaban las fuerzas fundamentales y donde los intersticios de enlaces de las unidades y brigadas estaban cubiertos completamente por una línea de defensa escalonada en profundidad y continua. La brigada que fue destruida y las que estaban amenazadas se encontraban del otro lado de la orilla del río [Cuito], con intervalos de territorios abiertos entre una y otra sin protección ninguna, cosa que aprovecharon bien los sudafricanos y compañía.

La única forma de permitir la retirada de esas tropas era lanzar un contraataque contra la agrupación blindada, había que pararlos como fuera. Se lanzó hacia el sector de penetración de los tanques y blindados sudafricanos un destacamento de tanque compuesto por 14  t-54 stalin y 1  t-55 del jefe de destacamento. Imagínense y disculpen la redundancia, frente al destacamento cubano había 98 blindados del tipo cimitar y tanques del tipo oliphant y amx30. Se libró una dura y desigual batalla de tanques donde tuvimos que volvernos magos , primero para evitar ser desbordados por la superioridad del enemigo; segundo, para hacerles ver que se enfrentaban con una fuerza blindada de igual o superior número, y evitar ser aniquilados.

Blindados sudafricanos en Cuito Cuanavale. Foto tomada del blog HavanaLuanda

Blindados sudafricanos en Cuito Cuanavale: tanque oliphant a la izquierda, blindado Ratel a la derecha. Foto tomada del blog HavanaLuanda

Ibamos con infantería fapla, al principio marchaba detrás de los tanques -error táctico-. El jefe de los tanques cubano se dio cuenta de que las tropas de la unita y la swapol* que servían de infantería se adelantaban a los tanques sudafricanos  para colarse por los intersticios de nuestros blindados. El objetivo era destruirlos con los lanzacohetes antitanques y así separarlos de la infantería y después de destruir los tanques atrapar a la infantería  con cooperación con los blindados y destruirla.

Al percatarse, el jefe de los tanques manda rápidamente a que la infantería fapla se adelante y comienza la lucha. Eso no era fácil, tenías que estar combatiendo constantemente, mover el tanque hacia adelante, después hacia atrás, ora hacia el lado izquierdo, ora al lado derecho, todo esto lo más rápido posible, dando al enemigo la idea de que combatían contra mucho más blindados, cosa que se logró.

Ante la lucha tan dinámica y activa del destacamento cubano de tanques, el enemigo se desorientó porque dentro del matorral no veía con claridad qué cantidad de tanques le hacía frente, incluso la infantería que acompañaba los blindados sudafricanos se desorientó también. Veían ante sus ojos tanques que se movían a toda la velocidad de izquierda a derecha, que amenaban con avanzar o que retrocedían sin dejar de disparar todas las armas, todo esto con el bosque prendido en llamas que ayudaba la confusión; las explosiones violentas, el fuego de ametralladoras pesadas, las explosiones de cohetes y lanzagranadas antitanques… llegó un momento en que no se veía bien el sol.

Todo se puso oscuro, los tanques y blindados sudafricanos que eran alcanzados explotando con los proyectiles dentro, nuestros tanques alcanzados también explotando… un cuadro muy fuerte. El terreno cubriéndose de cuerpos caídos, tanto de la infantería enemiga como de las fapla. Después de 5 horas de combate no se sabía qué sucedía , el estruendo era indescriptible, la tierra temblaba. En ese momento comenzaron a disparar las bm-21. Los que han visto volar a esos cohetes sienten como si el cielo se abriera y salieran todos los demonios del infierno y después cuando caen la tierra se estremece violentamente, como si fuera por una ametralladora gigante abriendo fuego continuo.

A esos de las 7 pm de la tarde el único tanque que quedaba era el t-55, acribillado, abollado, con el cañón fuera de combate pero se movía todavía y se dedicó a recoger a todos los tanquistas que estaban con vida, a los heridos y muertos y también a auxiliar a los heridos de las fapla.  Era un cuadro conmovedor, a todos los que estaban heridos o muertos se les puso en un saliente del terreno y con el tanque que se mantenía moviéndose como parabán.

La infantería enemiga, que habría sufrido grandes pérdidas, también se retiraba hacia la profundidad. La agrupación sudafricana de tanques que había sufrido la pérdida de 17 tanques y blindados, y que era más numerosa que la agrupación cubana que se había lanzado hacia ese sector, no se atrevía a avanzar y se mantenía pegada a sus posiciones de partida bajo la protección de la infantería.

Como se supo después, esperaban que un gran grupo de tanques cubanos avanzara sobre ellos otra vez; no sabían que no había nada. La idea de hacerles ver bajo combate que la agrupación de tanques que los atacaba era numerosa había logrado su objetivo.  (Testimonio del lector Grupo Acorazado Cubano)

*Visiten la sección wiki-glosario para el significado de ese y otros términos.

En el próximo post, hablaré de este combate desde la perspectiva de los historiadores, y de su costo político dentro de las filas cubanas.

Cuito Cuanavale: Creación del mito

Tanque sudafricano Olifant capturado por fuerzas cubanas en 1988 en Cuito Cuanavale. Foto tomada del blog HavanaLuanda

Tanque sudafricano Olifant capturado por fuerzas cubanas en 1988 en Cuito Cuanavale. Foto tomada del blog HavanaLuanda

Este tanque se convirtió en el trofeo de guerra de Cuba tras la Batalla de Cuito Cuanavale. Fue el único capturado a los sudafricanos en los combates y con dificultad, pero la foto aparece repetida en casi todos los compendios oficiales cubanos sobre la batalla como símbolo de victoria.

La imagen fue tomada por un grupo de periodistas cubanos que voló a Cuito Cuanavale como parte de una maniobra propagandística una semana después del último ataque a Cuito, que se produjo el 23 de marzo de 1988.

Fidel Castro ya había creado la «Medalla al Mérito por la Defensa de Cuito Cuanavale», y otorgó de inmediato 82, en simbólica alusión a los expedicionarios del yate Granma.

La constante representación propagandística de Cuito Cuanavale como una victoria rotunda e indiscutible de Cuba ha dado carácter mitológico al papel de las tropas cubanas en la prolongada batalla. Al contrario de lo que cree la mayoría de los cubanos, nuestras tropas no salieron victoriosas en todos los asaltos y  el resultado de la Batalla de Cuito Cuanavale es  visto hoy por numerosos historiadores más como tablas que como jaque mate.

El historiador Edward George hace notar un detalle muy curioso en su libro The Cuban intervention in Angola, 1965-1991. Cuba sufrió un duro revés durante el segundo asalto sudafricano a Cuito, el 14 de febrero -que luego detallaremos aquí-, pero este fue encubierto en uno de los primeros libros publicados en la isla sobre el tema.

En el capítulo dedicado a Cuito Cuanavale de «La guerra de Angola», escrito por Marina Rey Cabrera en 1989, ese segundo ataque aparece fechado el 14 de enero, colocado como continuación inmediata del primero -el día 13 de enero- . El «ajuste cronológico»  se debe, en opinión de George, a que el gobierno cubano no quiso admitir el fracaso del mando de la MMCA, liderado por Arnaldo Ochoa, en reorganizar la defensa durante el mes que transcurrió entre ambos ataques. La historia oficial omite también las numerosas bajas sufridas por los cubanos el 14 de febrero.

Marina Rey tuvo que reescribir la historia a toda prisa: la fecha correcta del ataque, 14-2, aparece marcada ocho veces en uno de los mapas.

El general Harry Villegas, «Pombo», quien nunca estuvo en Cuito Cuanavale, ayudó a escribir el capítulo dedicado a la batalla.

«Los MIG-23 nos rompieron el corazón»

Grafiti usado por la propaganda oficial cubana para ilustrar el supuesto miedo de los sudafricanos a la aviación cubana

Grafiti usado por la propaganda oficial para ilustrar el supuesto miedo de los sudafricanos a la aviación cubana

En junio de 1988, en una operación concebida y dirigida por Fidel Castro desde La Habana, tropas de la División 50 se desplazan por el suroeste angolano hasta la frontera con Namibia. El 27 de junio aviones MIGs cubanos atacan las instalaciones hidroeléctricas en Calueque y Ruacaná, protegidas por una pequeña guarnición militar sudafricana. Al desplazamiento de gran número de tropas y equipos por un terreno no ocupado por el enemigo se le llamó “ofensiva”; al bombardeo sobre instalaciones civiles que prestaban además un servicio a la propia Angola, se le consideró “el más exitoso ataque aéreo cubano de la guerra”. Para corroborarlo la propaganda oficial y los “tontos útiles” muestran la imagen de un grafiti sobre un muro de la destruida represa que dice: “MIK23 sak van die kart” y que traducen como: “MIG-23 nos rompieron el corazón”.

En este video, Jorge Risquet Valdés repite la versión oficial sobre el conocido grafiti.

En realidad la frase en afrikaans “nos rompieron el corazón” tendría que escribirse: “MIG-23 dit he tons hart gebreek”. Lo que aparece en la foto vendría siendo “MIK23 la bolsa de la carreta”, o “del vagón”. Actualizando su versión las fuentes pro-castristas pretenden darle ahora otro significado: «Los MiG-23 nos sacaron del mapa», o «Los MiG-23 nos dejaron fuera de combate», o «Los MiG-23 nos patearon», lo cual no se diferencia en esencia de la conocida interpretación «Los MiG-23 nos partieron el corazón». Para ello, claro, hay que aceptar que de cualquier manera el autor del grafiti no sabía escribir bien ni el nombre del avión ni el idioma en que lo estaba haciendo.

Pero hay una versión más actual y pausible: guerrilleros namibios que luchaban contra Sudáfrica –y que hablaban una jerga particular al tratar de comunicarse en afrikaans-, lo habrían escrito al arribar al lugar poco después del bombardeo y antes de que tomara la imagen el afortunado fotógrafo que tantas cosas desconocía.

(Colaboración de HavanaLuanda)

¿Quién ganó en Cuito? Dos visiones

Aquí la versión oficial cubana, en voz de Jorge Risquet Valdés

Acá, la opinión de algunos veteranos sudafricanos (texto en inglés):

Hace 22 años: primer combate de Cuito Cuanavale

Tanque de agua en Cuito Cuanavale, custodiado por soldado de las FAPLA/Foto tomada del blog HavanaLuanda

Tanque de agua en Cuito Cuanavale, custodiado por soldado de las FAPLA/Foto tomada del blog HavanaLuanda

El 13 de enero de 1988 se produjo el primer ataque de la UNITA y los sudafricanos contra la Brigada 21 de las FAPLA. Usaron artillería pesada y prendieron fuego a la maleza que rodeaba las posiciones de la brigada. Las FAPLA hicieron bastante resistencia, pero después de una hora replegaron sus fuerzas dejando unos 60 muertos. La Brigada 16 mandó refuerzos y aviones Migs-23, pilotados por cubanos, acometieron varios bombardeos contra los sudafricanos ese día.

Tras dos días de combate, las FAPLA perdieron 250 hombres, cuatro tanques y varios vehículos blindados y de artillería. Las bajas reportadas por los sudafricanos fueron mínimas: un herido y un tanque Ratel-90 severamente dañado.

En el primer asalto participaron seis mil guerrilleros de la UNITA, respaldados por dos mil sudafricanos.

Si estuviste allí cuéntanos cómo lo recuerdas.

La batalla por Cuito Cuanavale: otra mirada

Tanques sudafricanos Olifant en camino a Cuito Cuanavale

Tanques sudafricanos Olifant en camino a Cuito Cuanavale. Foto tomada del blog HavanaLuanda

¿Quién ganó realmente la Batalla de Cuito Cuanavale? ¿Obtuvo Cuba una victoria indiscutible?

Abro el debate en la víspera del 22 aniversario de la segunda batalla más larga en la historia de África. Los intensos combates ocurridos entre el 13 de enero y el 23 de marzo de 1988 sólo han sido superados en duración por la Batalla de El-Anamein en 1942, entre las fuerzas aliadas dirigidas por el general británico Bernard Montgotmery y los nazis liderados por el general Erwin Rommel.

Una intensa y exitosa ofensiva colocó a los sudafricanos prácticamente a las puertas de Cuito Cuanavale a fines de octubre. «Operation Moduler», lanzada en agosto de 1987, condujo a la Batalla del Río Lomba, entre septiembre y octubre, donde las FAPLA sufrieron una aplastante derrota, que incluyó la aniquilación de la Brigada 47 -con más de 600 muertos-.

Los sudafricanos no se lanzaron de inmediato a la captura de Cuito por varias causas que luego abordaremos -un error estratégico que demostró ser fatal para sus intereses- pero continuaron causando bajas a las FAPLA y a los cubanos en las semanas siguientes a la victoria de Lomba.

Temiendo una catástrofe, José Eduardo Dos Santos solicitó una vez más el respaldo de los cubanos, el 15 de noviembre. Días antes, en una conferencia en Moscú, Fidel Castro había instado sin éxito a una escalada militar soviética, pero el Kremlin, tras el fracaso de su  última ofensiva, la «Operación Saludando Octubre», buscaba una salida política.

Ante la posibilidad de una devastadora derrota militar en Cuito, Fidel Castro nuevamente subió la apuesta y ordenó la «Maniobra XXXI aniversario de las FAR» para defender a Cuito. Inicialmente se enviaron 3,000 soldados, un contingente de Tropas Especiales del MININT, artillería antiaérea y los mejores pilotos de los MIGs 23.

Días antes,  el 3 de noviembre, Castro había nombrado al general Arnaldo Ochoa al frente de la Misión Militar Cubana en Angola (MMCA).

Si estuviste en la batalla de Cuito, cuéntanos tus recuerdos.