En su libro «The Cuban intervention in Angola, 1965-1991, from Che Guevara to Cuito Cuanavanale», el historiador Edward George describe la manera en que operaban las caravanas cubanas y los peligros que enfrentaron.
«Las caravanas enfrentaron tres peligros principales de la UNITA: minas, emboscadas y ataques aéreos -llevados a cabo por las SAAF [Fuerzas Aéreas Sudafricanas]- y todo esto decidía la forma de la columna. Un conoy típico estaba encabezado por un buldozer marchando por el medio del camino, con sus tenazas abajo, y cada vehículo que le secundaba siguiendo su rastro. Si el buldózer detonaba una mina, el daño sería mínimo y el convoy volvería a continuar con daños mínimos.
Luego le seguía una BTR-6- (un gran vehículo blindado con ametralladoras montadas y una decena de hombres) que era ideal para enfrentar las emboscadas, luego un BMP-1 (un pequeño tanque con cohetes) para usarlo contra otros vehículos blindados, y luego las defensas antiaéreas. Solo después que estos vehículos habían pasado aparecían entre cinco y 10 caminones, protegidos detrás por una similar sucesión de vehículos como los descritos en orden inverso.
Generalmente las caravanas estaban compuesta por 20 vehículos de largo, pero algunas estaban tan atascadas que se extendían por otras cinco millas, facilitando que la UNITA atacara ambos extremos sin que uno supiera lo que estaba sucediendo en el otro. Las emboscadas eran frecuentes, y para el fin de la guerra la ruta de Menongue a Cuito Cuanavale era un basurero de más de 160 vehículos; una emboscada destruyó 36 camiones de combustible que se dirigían a reforzar los suministros de la fallida ofensiva de 1987.

Angolanos pasan al lado de tanques cubanos abandonados en Longa, en ruta a Cuito Cuanavale, en el 2008
La UNITA era adepta a colocar minas y adoptó técnicas sofisticadas para conducir las caravanas a los campos minados. Como cada caravana tenía al menos media docena de zapadores que eran llamados al frente si aparecía algo sospechoso en el camino, la UNITA a menudo depositaba minas señuelos (que eran fácilmente detectables) para desviar la atención de las minas depositadas más adelante en el camino.
La UNITA a menudo colocaba minas antitanque con un retraso de 20 segundos, calculando que este sería el momento exacto en que el vehículo de mando pasara sobre ellas, la muerte (o incapacidad) del comandante se produjera y ocasionara confusión cuando se lanzaba la emboscada.
El efecto combinado de buscar las minas y combatir las emboscadas demoraba las caravanas, y era común que el viaje de 115 millas entre Menongue y Cuito Cuanavale tardara entre 10 días y un mes».
¿Cuál era la manera más efectiva de enfrentar los ataques de la UNITA?
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